El cambio (novena entrega)
Por Héctor A. Faga
Después del paréntesis impuesto por haber compartido con ustedes el artículo “El futuro del planeta y los niños de hoy” escrito por el investigador, sicólogo y sicoterapeuta Luis Sánchez González, en la presente entrega retomo el desarrollo de la temática haciendo centro en otro aspecto clave del desafío del cambio, que es el relativo a la adaptación.
La actitud personal frente a un cambio puede tener tres tipos de respuesta.
Se puede ser:
1. Hipercrónico, lo que significa anticiparse a los cambios y hasta eventualmente generarlos, siendo “factores de cambio”
2. Sincrónico, lo que quiere decir acompañar más o menos “pari passu” a los cambios, o
3. Anacrónico, implicando que siempre se va más atrás de los cambios, muchas veces aceptándolos a regañadientes
Más allá de las peculiaridades de cada situación, en general es válido decir que “todo proceso de cambio hace necesaria, más tarde o más temprano, una actitud de adaptación”.
La adaptación es una respuesta que proporcionamos al desafío del cambio una vez que lo hemos percibido y aceptado, que nos lleva a convivir de la mejor manera posible con las nuevas circunstancias devenidas a partir de él.
Esa actitud suele condicionar y definir nuestra conducta, como así también las consecuencias que obtenemos a partir de la misma.
Veamos el siguiente chiste (¿chiste?) dibujado por el gran maestro Quino, quien nos presenta precisamente la cuestión de un modo relativamente humorístico pero con un profundo sentido vital.
La adaptación es un proceso de aprendizaje, y como tal, presupone una modificación de la conducta.
Adaptarse es desaprender lo viejo para aprender lo nuevo.
Es decir, dejar espacio en nuestro “disco rígido” para que entren los nuevos conceptos y actualicen los viejos conocimientos.
Desde esta perspectiva, la adaptación abona dos aspectos clave de nuestra formación, a saber:
1. Enriquece nuestra experiencia, a partir de la “humildad” de reconocer lo que no sabemos e incorporarlo a nuestro bagaje intelectual y vital, y
2. Ayuda a que pasemos a un nuevo estadio de madurez
Hay quienes dicen que ADAPTACIÓN es sinónimo de MADUREZ, y seguramente así lo es.
Pero cuidado, muchas veces “la madurez es el estado anterior a la putrefacción”.
Veamos el siguiente cuento – cuyo autor desconozco – pero que ilustra este punto.
“Una pequeña manzana, jugosa y colorada, se cayó del manzano de donde estaba colgada, yendo a parar de golpe al suelo. Al ver esto, todas las manzanas que permanecían colgadas, se echaron a reír a carcajadas. La manzanita caída, visiblemente molesta, las increpó diciendo: ¿De qué se ríen? … Inmaduras”.
Por otra parte, mucha gente se resiste a la madurez, en un intento de permanecer – o parecer – siempre joven.
Son los que sufren el síntoma conocido como “síndrome de Peter Pan”.
Y así vemos gente desubicada, a la que la postura adoptada “le queda mal”, como al sexagenario que se viste y comporta como un veinteañero o a la mujer de la tercera edad que, cirugías mediante, muestra un rostro radiante, que suele no coincidir con el resto del cuerpo.
¿No leyeron los eufemismos que hoy día se utilizan para hablar de la vejez? “Tercera edad”, “Senectud”, “Madurez”… ¡Como si ser viejo fuera un pecado!
Por ello, mucha gente no vive con madurez cada etapa de la vida, sino que se encuentra detenida en alguna de ella, logrando una “vida incompleta”.
El desafío del cambio consiste en pasar de la estabilidad del muelle, que nos permite pisar seguros, pero que no nos lleva a nuevos horizontes, a la inestabilidad del bote, que por lo mismo que se mueve, nos acerca al horizonte.
Y adaptarse significa “querer subirse al bote”, aunque uno no sepa remar o ni siquiera nadar.
Es aquí cuando la adaptación, además de una actitud, se convierte en una aptitud, que puede estar en y con nosotros o que debemos adquirir.
Para lo cual es necesario tener un adecuado conocimiento de uno mismo, saber cómo cada uno es.
¿Quieren ustedes saber si son personas adaptables?
Tomen un lápiz o lapicera y un papel en blanco y sigan atentamente las instrucciones que les paso a continuación. No comiencen a leer el test hasta tener en sus manos el lápiz y el papel.
Luego cuéntenme cómo les fue mandándome un mail a hacheaefe@gmail.com y yo me comprometo a responderles.
Los espero.
Hasta la próxima.
¿ES USTED UNA PERSONA ADAPTABLE?
Muchas veces pensamos que hacemos exactamente lo que se nos pide, para luego darnos cuenta de que en realidad hacemos sólo lo que nosotros creemos que nos están pidiendo, y así aparecen los problemas. Además, por lo general tenemos vergüenza de exponernos públicamente cuando se nos solicita que hagamos algo que no estamos acostumbrados a realizar. Ahora tiene la oportunidad de comprobar su actitud con el presente test que le indicará cuál es su comportamiento en este sentido.
HAGA EXACTAMENTE LO QUE SE LE INDICA. NO HAGA NINGUNA PREGUNTA POR NINGÚN MOTIVO. NO HABLE CON NADIE. ASEGÚRESE DE MANTENER SU VISTA EN LA HOJA. TIENE DOS MINUTOS PARA HACER LO QUE SE LE PIDE. NO USE MÁS DE ESE TIEMPO. ¿PREPARADO? ALLÁ VAMOS.
1. Lea todo antes de hacer nada. Proceda con sumo cuidado.
2. En su hoja en blanco trace un rectángulo en la parte superior izquierda de la hoja y otro en la parte superior derecha.
3. En el margen izquierdo de la hoja numere los renglones del 1 al 20, de uno en uno.
4. Ponga su nombre y apellido en el recuadro de la esquina superior derecha de la hoja.
5. Trace un círculo sólo alrededor de su nombre.
6. Encierre en un círculo cada uno de los números de las indicaciones anteriores.
7. En el punto 7 anote la fecha exacta de su nacimiento.
8. Aunque esté solo en su casa u oficina, párese delante de su silla y dé tres palmadas.
9. En el punto 9 de su hoja dibuje la cabeza de un perro. No importa si no dibuja muy bien. Lo importante no es la calidad del dibujo sino la interpretación que se le puede dar a su dibujo.
10. Firme con su nombre en el recuadro de la esquina superior izquierda de la hoja.
11. Párese y siéntese una vez.
12. En el punto 13 escriba la palabra EXACTO.
13. Multiplique 703 x 1.850 y ponga el resultado en el punto 14.
14. Sume 1.040 más 1.040. Ahora súmele 10. Ahora súmele 10 más. Ponga el resultado en el punto 15.
15. Extienda el brazo DERECHO y abra y cierre la mano tres veces seguidas.
16. Repase los números anteriores y subraye el que más le costó realizar.
17. Si piensa que hizo todo correctamente hasta este punto, escriba “TODO LO HE HECHO CORRECTAMENTE” en el punto 18.
18. Cierre los ojos un par de segundos y cuente hasta quince en voz baja.
19. Ahora que ya terminó de leer cuidadosamente el presente test, haga únicamente lo que dice el número 3.
De la misma serie en este blog:
El futuro del planeta y los niños de hoy
Otros post sobre el tema:
Cambio Organizacional (Change Management)
La receta para orientar el negocio en la crisis
Cómo superar las cuatro etapas de resistencia al cambio
¿Por qué las organizaciones se resisten tan activamente al cambio?
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