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La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (2° entrega)

lunes, 6 de diciembre de 2010
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Por Héctor A. Faga

1. Preludio (continuación)

En nuestra entrega anterior hablamos de la conciliación de expectativas entre la empresa y el personal y los objetivos empresariales y personales, con el propósito de lograr una adecuada sintonía entre las partes que lleve a la consecución de los resultados buscados.

Parte de este “juego” estriba en una conducción eficaz de la gente por parte de la empresa y el empresario.

Una adecuada administración de personal suele reconocer y recorrer los cinco pasos siguientes:

  1. Conocer
  2. Educar / Capacitar
  3. Orientar / Guiar
  4. Evaluar
  5. Premiar / Corregir / Sancionar

Seguidamente comenzaremos a analizar con un mayor grado de detalle cada uno de estos pasos:

1. Conocer

La pregunta clave en este paso es ¿conocer qué?

Y las respuestas que se derivan de inmediato son:

  • Conocer a la gente
  • Conocer sus habilidades
  • Conocer sus necesidades

El conocimiento de las personas no es una cuestión menor que deba  ser considerada sólo superficialmente, sino que cala en lo profundo del ser humano.

Los empleados son, en primera instancia, personas, con toda la carga de responsabilidad que esta definición trae aparejada.

Personas que son distintas entre sí, que tienen genéticas distintas, historias personales diversas, educación diferente.

Algunos estudiosos sostienen que si a un par de gemelos idénticos (engendrados en una misma placenta, lo que permite suponer una comunidad total de características similares) se los separa al momento de nacer y son expuestos a realidades diametralmente opuestas (uno colocado en un hogar donde le den amor y una crianza afectuosa y el otro sometido a maltratos y castigos), más allá de los caracteres genéticos, a la larga tendremos a dos personas totalmente distintas.

Y si esta situación se produce en dos personas supuestamente idénticas, ¿qué nos queda al resto de los seres humanos?

La diversa educación, las experiencias de vida, los triunfos y fracasos, las adversidades, etc., van conformando caracteres diferentes y volviendo a cada persona “única e irrepetible” más allá de su concepción.

Y es esta diversidad la que nos lleva a afirmar que las personas somos como un gran archipiélago lleno de islas intentando comunicarse unas con otras con diferente grado de éxito.

En ese mismo orden de cosas, creo que fue Constancio C. Vigil quien definió que “la gente se siente sola porque construye muros en lugar de tender puentes”.

¿Cómo conocer mejor a nuestros colaboradores?

Hay tres herramientas que mencionaremos que nos pueden ayudar en ese intento y que iremos desarrollando en profundidad en siguientes entregas, a saber:

  • La Ventana de Johari
  • El análisis de las características generalmente dominantes en los distintos sexos
  • El análisis caracterológico de las personas, cualquiera sea su sexo (Caracterología de René Le Senne).

Con relación a conocer las habilidades de la gente, la importancia de este tópico reside en la posibilidad de colocar a cada persona en el lugar en el que pueda rendir mejor utilizando sus capacidades.

Una forma de lograr este conocimiento -que también detallaremos en futuras entregas- es a través del por todos conocido Análisis FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas).

Y para finalizar el artículo de hoy, hablaremos del conocimiento de las necesidades.

No todas las personas tienen las mismas necesidades, e incluso las mismas personas tienen distintas necesidades en diferentes momentos.

La importancia de reconocer esta situación es que nos permite “modular” las respuestas ante los requerimientos del personal, ofreciendo a cada uno -dentro de límites lógicos- lo que mejor los satisface.

Las herramientas que podemos utilizar para hacerlo eficientemente se basan en el contraste de la realidad de las personas con los parámetros establecidos en las pirámides de necesidades desarrolladas respectivamente por Abraham Maslow y Frederick Herzberg, que también veremos en detalle en sucesivas entregas.

Hasta la próxima.

Para ver los post anteriores de esta serie:

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio.

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DELEGACIÓN INTELIGENTE: Dé instrucciones claras

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Determine sus habilidades como conductor de reuniones contestando dos preguntas:

Use estas técnicas para instruir a sus empleados con claridad:

· Comience por lo básico y luego muévase hacia las intrucciones complicadas. Dé a los empleados tiempo para que le hagan preguntas. Si no lo hace, habrá buenas chances de que lo malinterpreten.

· Haga una prueba: Piense en lo que usted quiere decir basado en un cuadro claro de lo que quiere que se haga. Luego recite su mensaje en voz alta. Haciendo esto puede evitar tener que repetir y tal vez perder su calma si siente que los empleados no están entendiendo su mensaje lo suficientemente rápido.

· Ofrezca versiones habladas y escritas de los que usted quiere. Primero dígaselas, luego permítales que ellos lean sus instrucciones. Finalmente, conteste cualquier pregunta.

· Haga que los empleados escriban los pasos que ellos piensan tienen que dar para hacer lo que usted pide. Revise esos planes y ajústelos cuando sea necesario

Doble recompensa: Usted no tendrá que estar explicando todo, y esto dara a los empleados un aliciente cuando ellos sientan que usted confía en que irán adelante con un plan.

Extraído de Communication briefings, Volume XX, Nº I. 1101 King Street, Suite 110, Alexandria, VA 22314, USA.

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La Sinfonía de los Costos del Factor Humano: 1. Preludio

lunes, 29 de noviembre de 2010

Por: Héctor A. Faga

Cuando me pidieron que escribiera un artículo sobre los costos del factor humano en las empresas, de inmediato pensé que no alcanzarían las páginas establecidas para tratar un tema tan complejo en tan poco espacio.

Sin embargo, aquí estoy escribiendo, procurando compartir con ustedes algunas ideas e impresiones que hacen al modo de ver y considerar a la gente, cuando al mismo tiempo tenemos que mirar hacia los costos.

Se me ocurrió entonces que el desafío consistía en armonizar ambas cuestiones, lo cual equivalía a interpretar una verdadera sinfonía, procurando que todos los instrumentos afinaran y que la música sonara de manera agradable.

De allí entonces el por qué del título del artículo.

Pero esto era sólo una cuestión de continente, que no debía opacar lo verdaderamente importante, que eran los contenidos a desarrollar.

Y pensando largamente en este aspecto, me pareció conveniente comenzar con una conceptualización del término empresa, ya que es en el ámbito de la misma donde se desarrolla la relación formal entre ésta y las personas que la “habitan”.

Una de las definiciones a mi juicio más atinadas es la que describió hace ya muchos años Peter Werhahn, en ese entonces Presidente de UNIAPAC mundial, quien dijo que “una empresa es una entidad social, y es parte del trabajo del emprendedor tratar y hacer posible para aquellos que trabajan para él, considerar a la empresa como parte de su vida”.

Toda entidad social, con o sin fines de lucro, responde a ciertas definiciones de la Visión (el sueño del empresario), de la Misión (en qué negocio estamos) y de los Valores (qué es lo que aceptaremos y promoveremos como características de comportamiento dentro de nuestro ámbito de trabajo) como una etapa esencial del planeamiento estratégico que configura su perfil organizacional.

Estas definiciones encuadran y determinan el accionar empresarial y establecen el core business –el corazón del negocio- que sirve de base para el diseño del perfil actitudinal y aptitudinal de los colaboradores que la empresa requiere, ya que las características de éstos deben estar en sintonía con los requerimientos de la empresa como un todo y en forma especial de los puestos específicos a cubrir.

El personal es uno de los “stakeholders” (“legítmos interesados”) internos más importantes que tiene cualquier organización, y la empresa debe asegurarse de que sus perfiles los habiliten a “entrar dentro del marco y no desentonar en el cuadro” de la misma.

Y el enlace apropiado entre las personas y la empresa y la adecuada ubicación de aquellas dentro de las funciones requeridas, se tornan elementos esenciales para lograr el éxito de la gestión, ya que, como dice el conocido refrán, “no todos servimos para todo, pero todos servimos para algo”.

Los perfiles del personal pueden resumirse en las respuestas que se den a las dos preguntas siguientes: ¿qué soy? (factor profesional) y ¿quién soy? (factor humano).

Pero no basta con amalgamar habilidades y actitudes personales con necesidades empresariales, sino que también debe llevarse a cabo una conciliación de expectativas entre lo que ambas partes contratantes -porque en el fondo se trata de un contrato entre partes- esperan y lo que al mismo tiempo ofrecen.

En otras palabras, estamos hablando de objetivos personales y objetivos empresariales.

Toda persona que ingresa a una organización seguramente lo hace pensando en sus capacidades (¿qué puedo dar?), sus responsabilidades (¿qué esperan de mí?) y en las recompensas por su dedicación (¿qué espero de la empresa y qué piensa ella?).

A veces los intereses de ambas partes son contrapuestos y eso atenta contra una tarea común bien realizada, que genere beneficios para todos los involucrados.

Muchas otras, en cambio, y dependiendo de la habilidad del empresario, es posible que exista una tendencia a satisfacer los intereses comunes, encontrando caminos para el equilibrio y la integración.

Y cuando las expectativas de cada uno se ven colmadas por las respuestas del otro, el matrimonio entre ambos es posible y el camino hacia el éxito se torna practicable.

Esta breve introducción -nuestro Preludio- nos pone en sintonía con el tema.

En futuras entregas seguiremos profundizando en el resto de los aspectos esenciales constitutivos de esta verdadera sinfonía empresa-gente.

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PRODUCTIVIDAD DE LOS EMPLEADOS: Motive a otros a compartir ideas

miércoles, 24 de noviembre de 2010
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Para alentar el pensamiento creativo y la generación de ideas, cuando hable con otros:

1. Haga preguntas con final abierto: La razón: los participantes tendrán que contestar con algo más que un simple “sí” o “no”.

2. Aliente a la gente a continuar, aún si ellos comienzan a abandonar sus ideas porque están repitiendo puntos sobre los que ya hablaron antes.

3. Parafrasee ideas cuando alguien no se expresa con claridad en un punto.

4. No imponga sus puntos de vista a otros. Siempre permanezca neutral. La razón: Un tono dominante terminará en una discusión.

5. Asegúrese de que todos contribuyen a la discusión. ¿Cómo? Haga preguntas directas a gente que no ha hablado, y pida ejemplos y elaboraciones.

6. Haga que los oponentes respeten las opiniones de los demás cuando ocurre un conflicto.

7. Dirija preguntas a otra gente – o haga escuchar otro punto de vista – cuando una persona trata de dominar una discusión.

Fuente: How to Facilitate a Productive Group Session, by Floyd Hurt, 1004 East Jefferson St., Charlottesville, VA 22902. Extraído de Communication briefings, Volume XVII, Nº IV. 1101 King Street, Suite 110, Alexandria, VA 22314, USA.

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MANAGEMENT: Cómo manejar gente difícil

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Para tratar con empleados que continuamente causan problemas:

· No asuma rutinariamente que el empleado problemático está en falta. Es fácil echarle las culpas a quien usualmente nos causa problemas.

· Concéntrese en los actos, no en las excusas.

· Pida el punto de vista de todos los involucrados para conseguir una lectura adecuada de qué sucedió y por qué.

· Ponga todo por escrito para tener una referencia a futuro y protegerse a usted mismo.

· Reaccione sólo a la infracción presente, no a las pasadas. No establezca un castigo más severo basado en la historia de la persona.

Fuente: Personnel Legal Alert, 70 Hilltop Road, Ramsey, NJ 07446. Extraído de Communication briefings, Volume XX, Nº I. 1101 King Street, Suite 110, Alexandria, VA 22314, USA.

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COMUNICACIÓN HACIA ARRIBA: Cuando su jefe está equivocado

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mantenga un tono constructivo en cualquier crítica que usted haga a su jefe usando esta técnica:

1. Pida permiso: Diga algo así como lo siguiente: “Me gustaría compartir con usted algo que puede aumentar mi productividad”. Muchos jefes saltarán ante la oportunidad de escuchar lo que usted tiene para decir.

2. Diga lo que le está molestando: No se enfurruñe ni suene fastidioso. Suene sincero y cuide su lenguaje corporal. Una buena manera es hacer una pregunta. Por ejemplo: “¿Se da cuenta que usted responde llamadas no esenciales mientras estamos discutiendo un proyecto?”.

3. Explique exactamente cómo se siente: Ejemplo: “Debido a todas esas demoras, su agenda le obliga a acortar nuestras sesiones y yo no obtengo de usted la ayuda necesaria que requiero. Esto me molesta porque me retrasa en terminar mi tarea”.

4. Sugiera una solución: Si no lo hace, todo lo que está haciendo es simplemente lamentarse, y pocos jefes aguantan a los llorones. Diga, por ejemplo: “Yo podría avanzar mucho más rápido si usted pudiera evitar contestar el teléfono cuando tenemos una reunión programada”.

Fuente: Patti Hathaway, author of Giving and Receiving Criticism, writing in Personal Excellence, Executive Excellence Publishing, P.O. Box 50360, Provo, UT 84605. Extraído de Communication briefings, Volume XVIII, Nº IV. 1101 King Street, Suite 110, Alexandria, VA 22314, USA.

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La Plegaria del Jefe

martes, 2 de noviembre de 2010
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Por Héctor A. Faga

Dios mío:

Yo no quiero una secretaria, alguien que dependa de mí.

Quiero más bien una asistente, alguien que me enseñe y ayude a no depender de ella.

No quiero alguien igual a mí, porque sería muy aburrido y difícil de aceptar.

En cambio, quiero alguien distinto de mí, pero que pueda trabajar conmigo, a pesar de las diferencias, o precisamente, gracias a ellas.

Alguien que entienda que todos los jefes somos iguales, pero que acepte que algunos somos más iguales que otros.

Que comprenda que todos los jefes queremos lo mismo, pero que algunos lo queremos aún mejor.

Deseo contar con alguien que pueda lucir fascinante y atractiva, o que quiera hacerlo, aunque no sea naturalmente linda. Porque nadie es responsable de la cara que tiene, pero sí de la cara que pone. Pero sobre todo, alguien que sea capaz de hacer que todas las cosas luzcan fascinantes y atractivas.

Necesito una asistente que:

· Sea autónoma en sus decisiones, para que no tenga que estar diciéndole permanentemente qué tiene que hacer; pero que ponga su autonomía en sintonía con mis necesidades, para que no me deje en descubierto frente a terceros.

· Tenga la suficiente personalidad y firmeza de carácter como para ocupar su lugar, y recordar a los demás que deben ocupar el suyo; pero que no sea mandona, gruñona, avinagrada, a punto tal que nadie quiera tener trato con ella.

· Sea flexible para adecuarse a las cambiantes condiciones del trabajo, sin hacer gestos de fastidio por tener que abandonar lo que estaba haciendo hasta ese instante para pasar a hacer algo distinto.

· Sepa que los problemas hay que resolverlos, en lugar de generarlos, y que tenga una fuerte tendencia a solucionarlos antes de que lleguen a mi escritorio. Aún a costa de equivocarse, porque esa es la única forma en que se aprende.

· Conozca cuáles son las cosas que me molestan y evite hacerlas. Y al mismo tiempo, sea capaz de decirme lo que le molesta de mi. Porque esa es la única manera de mejorar nuestra relación y hacerla más fructífera para ambos.

· Tenga disposición para el trabajo en equipo, conmigo y con la gente del sector. Pero que no use esa capacidad para trabajar con nuestros adversarios o competidores.

· Sepa que las palabras “secreto”, “guardar” y “confidencialidad significan respectivamente “secreto”, “guardar” y “confidencialidad”.

· Demuestre capacidad técnica, conocimientos específicos e inclinación al aprendizaje. Pero fundamentalmente, que tenga calidades humanas, que son mucho más difíciles de adquirir.

· Posea un alto nivel de compromiso y orgullo por sus tareas y funciones, de forma tal que ponga su mayor empeño en mejorarlas permanentemente. Pero al mismo tiempo, que no se considere el “ombligo del mundo”.

· Detente las siguientes características físicas esenciales:

Þ Suficiente continencia hidráulica, que le permita pasar más tiempo sentada a su escritorio que visitando el toilette.

Þ Moderado apetito, que no le obligue a abandonar el escrito que se necesita con urgencia porque “llegó la hora de comer”.

Þ Agudeza auditiva, para escuchar que el teléfono suena, y suena, y suena…

Þ Rapidez digital para “tipear” las cartas, matizada con una dosis conveniente de “artrosis ralentizante” a la hora de pasar las comunicaciones, cuando en lugar de la voz del que llamó, lo que se escucha del otro lado todavía es la musiquita en espera.

Señor:

Vos, que fuiste capaz de darle Eva a Adán al módico costo de una costilla, dame a mí una asistente como la que te pido aquí, aunque me cueste un poco más.

Yo sé que te estoy exigiendo demasiado, y conseguirlo va a ser muy difícil, aún para Vos.

Pero si lográs mandarme alguien así, me comprometo a admirar y reconocer sus virtudes, totalmente asignables a ella, y a perdonar sus defectos, que extrañamente se parecerán a los que aborrezco de mí mismo.

Amén.

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Incrementar la productividad y promover a las personas (Primera Parte).

viernes, 29 de octubre de 2010
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Por Mariano Ramos Mejía

El incremento de la productividad, es decir en la cantidad y calidad del trabajo desarrollado por una organización, tiene dos facetas claramente diferenciadas:

a) la eficacia de la operación, que significa el cumplimiento y la consecución de los objetivos de la empresa, y

b) la eficiencia, que incluye la definición los costos de los insumos necesarios para alcanzar esos objetivos, incluyendo los asociados a la utilización del factor humano.

La responsabilidad de los gerentes que son quienes conducen el proceso es básicamente la de realizar el trabajo que hay que hacer para cumplir con los objetivos de la organización, con la gente y por medio de la gente, de manera que pueda medirse su rendimiento por los resultados alcanzados.

En opinión de Peter Drucker “la eficacia constituye los cimientos del éxito, es la condición mínima para sobrevivir después de haber triunfado. La eficiencia consiste en hacer correctamente las cosas. La eficacia es hacer las cosas correctas”.

No hay duda que todo lo mencionado hasta ahora tiene como finalidad el cumplimiento de los objetivos, y la frase del maestro es clara: si se quieren hacer las cosas correctamente, deben perseguirse los objetivos definidos. Comportándonos con eficiencia podríamos estar haciendo bien… las cosas que no deberíamos hacer. Algunos autores han llegado a visualizar la organización cómo una “intrincada red de objetivos, individuales, grupales y organizacionales”. Analicemos cada uno de ellos:

a) Los objetivos individuales, son propios de todos los seres humanos, y existen aún en los casos en que no los declaren abiertamente o tengan alguna dificultad para enunciarlos. Dónde hay vida, hay objetivos, aunque sean mínimos objetivos de supervivencia. Este tipo de objetivos forma parte de la naturaleza de cada ser humano, por lo tanto existe antes que la organización, y cada uno de los individuos que llegan a ella los traen consigo. Cubren todos los aspectos enumerados por Maslow en su Pirámide de Necesidades, (fisiológicas, de seguridad, de aceptación y afecto, de respeto y reconocimiento, y de autorrealización). Estos objetivos son confrontados por las personas con los valores ofrecidos por la organización, en el proceso de conciliación de expectativas que se realiza al comienzo de la relación pero se repite y se justifica en diferentes instancias posteriores. De la misma forma, la organización debe verificar que los objetivos individuales no se contrapongan o entren en conflicto con los suyos, ya que de no hacerlo así, está cultivando la posibilidad de conflictos posteriores.

b) Los objetivos grupales, que surgen del encuentro entre personas que encuentran coincidencia de ideas y preferencias. Este tipo de objetivos existe cuando dos o mas personas se ponen de acuerdo en algo, y por lo tanto pueden también existir en forma previa a la organización. Toda comunidad de intereses, culturales, sociales, religiosos, deportivos o de cualquier otro tipo, existe fuera de la empresa, y los individuos que concurren a ellas también los llevan consigo, encontrándose y relacionándose dentro de la empresa con otras personas que los comparten. Estos objetivos grupales son positivos en la medida que la empresa cultiva el respeto por la diversidad, con lo que los individuos nuevamente pueden alinear sus objetivos con los de la organización, y aportar a la misma sus puntos de vista y sus ideas. Pero cuando tienen como base el agrupamiento por sectores de acuerdo a su perfil o formación, en oposición a otros grupos pueden presentar dificultades potenciales que deben ser resueltas. El desarrollo de grupos tales como “nosotros los de administración (o ventas, o producción, o el sector que se trate)”, o “nosotros los vendedores, (o los ingenieros, o los administradores, etc)” tienden a restar efectividad al desarrollo de una Visión Compartida de la organización, y es función de la gerencia ampliar esa visión, incentivando el intercambio de conocimientos, puntos de vista y culturas diferentes, y favoreciendo distintas miradas sobre el problema.

c) Los objetivos organizacionales, con los que comenzábamos esta nota, no existen fuera del marco de la empresa, y dado que involucran no solamente los recursos físicos de la misma, sino también los intelectuales, deben ser consensuados. Esta búsqueda de consensos es precisamente el proceso de planeamiento de las organizaciones, conducido por la gerencia, con mayor o menor participación de todos los individuos que intervienen en el mismo, según cada caso. Pero lo importante es tener claro que debe aspirarse a que la organización a través de sus integrantes, se encuentre claramente alineada hacia sus objetivos, y que esto ocurre cuando los objetivos individuales y los grupales encuentran su satisfacción en ese proceso.

Ahora bien, si consideramos a los propios gerentes es claro que concurren a la organización con sus objetivos individuales, al igual que todas las personas, pero dado que su trabajo consiste en ejercer liderazgo sobre su equipo, pueden darse distintas situaciones en las que a pesar de alcanzar el éxito en el proceso, el mismo no sea eficaz, porque no está cumpliendo con los objetivos de la organización, sino con los suyos propios.

(Continuará)

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