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La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (6° entrega)

lunes, 10 de enero de 2011
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Por: Héctor A. Faga

En la entrega anterior hemos visto las características de las personas de acuerdo con la clasificación desarrollada por René Le Senne.

Hoy vamos a intentar hacer una cierta distinción entre las particularidades que caracterizan a los empleados y a los obreros en forma distintiva.

Como ya aclaramos en entregas anteriores, las presentes características son generales pero no universales, ya que podemos encontrar en cada puesto analizado una o más de las asignadas al otro tipo de tarea.

Aquí vamos:

Característica Empleado Obrero
1. Nivel social Por lo general, más alto Por lo general, más bajo
2. Educación formal Más amplia (universitaria) Más limitada (primaria, secundaria)
3. Problemática personal Más elaborada Más simple
4. Nivel de ambición Más acentuado Más atenuado
5. Nivel de compromiso con la empresa Mayor (en la medida que pueda participar y desarrollarse) Menor (Mayor dependencia de la supervisión)
6. Libertad creativa Mayor (puede sugerir) Menor (sigue instrucciones)
7. Nivel de dependencia y libertad de acción Mayor (dentro de parámetros) Menor
8. Espíritu de cuerpo Menor Mayor
9. Constitución física Más débil Más fuerte
10.  Salud Más cuidada Más descuidada
11.  Abnegación Menos resistente Más resistente
12.  Tarea y ambiente laboral Más confortable pero de mayor desgaste mental Menos confortable y de mayor desgaste físico

Vamos ahora a dar algunos “tips” sobre cada una de las características enunciadas:

1. Nivel social

En términos generales los empleados suelen provenir de niveles sociales más altos que los obreros u operarios, o alcanzar dichos niveles a través de su trabajo.

Las características propias de las tareas asignadas a los empleados suelen requerir esos niveles sociales que dan forma a un trato peculiar propio de las mismas.

2. Educación formal

Esas características de las tareas arriba mencionadas también exigen una cuota mayor de educación formal en los empleados que en los obreros.

En estos últimos, por lo general un nivel primario o secundario –e incluso la no existencia de educación formal- es suficiente para desarrollar idóneamente las tareas de operario.

En los empleados, en cambio, cada vez son mayores los requisitos y los niveles de educación mínimo suelen ser universitarios incompletos, terciarios o universitarios.

3. Problemática personal

Si bien con el correr de los años, el desarrollo de la economía y la comunicación masiva ha nivelado en forma importante esta característica, aún así los obreros suelen presentar una problemática personal más simple que los empleados, con gustos menos sofisticados y pretensiones más cotidianas.

Esta característica no necesariamente permanecerá así en el futuro, pero aún en el día de hoy puede notarse alguna diferencia entre unos y otros tipos de trabajadores.

4. Nivel de ambición

Muy unida a la característica anterior, aparece esta nueva condición.

Por lo general los empleados tienen un mayor nivel de ambición que los obreros, que los lleva a tratar de hacer carrera dentro de las organizaciones y acceder a puestos de mayor relevancia.

5. Nivel de compromiso con la empresa

Y en el mismo sentido señalado en el punto anterior, la posibilidad de escalar posiciones tiende a generar un mayor compromiso con la empresa por parte de los empleados que el que tienen los operarios.

Para éstos, la empresa tiene el rostro de sus supervisores, y a ellos se deben.

6. Libertad creativa

Por la propia naturaleza de las tareas, los empleados -aunque más no sea a nivel de dar sugerencias- tienen un margen más amplio de libertad creativa que los obreros, que por lo general deben limitarse a cumplir instrucciones sin apartarse de los estándares fijados para las operaciones.

7. Nivel de dependencia y libertad de acción

Por lo mismo dicho en los puntos anteriores, los empleados suelen tener una mayor independencia y libertad de acción en sus tareas que los operarios.

8. Espíritu de cuerpo

En este rubro los operarios tienen claramente un superior espíritu de cuerpo que los empleados, tal vez producto de todas las características propias aquí mencionadas.

9. Constitución física

Si bien el uso de maquinarias y equipos han minimizado el uso de la “fuerza bruta”, por la propia naturaleza del trabajo –generalmente mucho más rudo para los operarios que para los empleados-, la constitución física de los obreros suele ser más fuerte que la de los empleados.

10. Salud

En términos generales, los empleados ponen una mayor atención al cuidado de su salud personal que los operarios, quienes tienen a su vez una cuota mayor de resistencia y abnegación.

11. Abnegación

Ya mencionado en el punto anterior.

12. Tarea y ambiente laboral

En términos generales, el “trabajo de oficina” suele ser más confortable y descansado que el “trabajo de taller”.

Lo que sí existe en los empleados es una cuota mayor de desgaste mental, mientras que en los obreros ese desgaste es fundamentalmente físico.

Con esta descripción agregamos un nuevo escalón a nuestro propósito de contar con un patrón que nos permita conocer mejor a nuestro personal.

Hasta la próxima.

Héctor.

Para ver los post anteriores de esta serie:

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio.

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (2ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (3ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (4ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (5ª entrega).

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