Recordando las leyes de Murphy (II)

miércoles, 23 de febrero de 2011
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Continuamos con la publicación de las Leyes de Murphy que iniciarámos en este post de la semana pasada.

Reformulación de la ley de Murphy:

  1. Si hay alguna chance de que algo pueda salir mal, saldrá mal.

  2. Si no hay ninguna chance, igualmente saldrá mal.

La filosofía de Murphy: Sonría… mañana las cosas van a estar peor.

Ley de progresividad de Héctor Faga: Las cosas empeoran conforme avanza el día.

La constante de Murphy: La materia se daña en proporción directa a su valor.

Revisión cuantitativa de la ley de Murphy: Todo sale mal al mismo tiempo.

Ley de la unicidad casual: Las cosas salen bien sólo una vez, y siempre por casualidad.

Comentarios de Hill sobre la ley de Murphy:

  1. Si perdemos mucho cuando las cosas salen mal, hay que tomar todo tipo de precauciones.

  2. Si no tenemos nada que perder con el cambio, hay que relajarse.

  3. Si tenemos todo por ganar con el cambio, hay que relajarse.

  4. Si no tiene la menor importancia, no importa.

Comentario de O’Toole sobre la ley de Murphy: Murphy era un optimista.

Séptima excepción de Zymurgy de la ley de Murphy:Cuando llueve, diluvia.

Comentario de Héctor Faga a la excepción de Zymurgy: Si no lo cree, pregúntele a Noé.

¿Tiene usted alguna ley o derivado de las anteriores que quiera compartir con nosotros? Esperamos su aporte.

Fuente: Las frases en letra regular fueron extraídas del libro “Ley de Murphy y otras razones porque las cosas salen mal”, de Arthur Bloch, Editorial Diana, México, 1980. Las frases en cursiva son parte de nuestro aporte personal al tema.

Post Anteriores de esta serie:

Recordando las leyes de Murphy (I)

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La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 2. Obertura (tercera entrega)

lunes, 21 de febrero de 2011
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Por: Héctor A. Faga


Continuando con las clasificaciones de los costos la segunda que mencionaremos es la correspondiente a la Clasificación según el método utilizado para su determinación.

Esta clasificación está ligada a los sistemas contables utilizados para recopilar y registrar las operaciones a los efectos de procesar y emitir información.

Así, tenemos los siguientes:

1. Costos Históricos Resultantes

Son aquellos costos basados en la valorización de los hechos ocurridos tal como éstos sucedieron.

Estos costos son adecuados en economías estables y de muy baja inflación, ya que el efecto de permanencia de los valores en el tiempo permite la comparación y sumatoria de “bananas con bananas” y no la compilación de montos que reflejan valores distintos del dinero en el tiempo.

En este sistema de costos, los elementos o sucesos extraordinarios son reconocidos como formando parte de la realidad, por lo que no resulta conveniente su uso a efectos de proyecciones y presupuestación.

2. Costos Históricos Normalizados

Similares a los anteriores, lo que diferencia a estos costos de los históricos resultantes es precisamente la eliminación de hechos o elementos que escapan a la normalidad estadística.

Al “normalizar” esas circunstancias peculiares es posible decidir sobre bases presumiblemente homogéneas acerca de futuras operaciones.

Aunque no existieran circunstancias atípicas, debiera normalizarse al menos la incidencia del uso de la capacidad productiva

3. Costos Estándar o Predeterminados

Son los establecidos en función de lo que debería ocurrir en condiciones normales de operación.

Se determinan por anticipado en relación con el presupuesto y se controlan con la realidad determinando variaciones de precio, volumen, mezcla (o surtido) e inflación.

Este tipo de costos puede utilizarse con mucha eficacia en empresas de diversa clase  y su mayor virtud estriba en la facilidad que dan para anticipar el futuro sobre una base de planeamiento.

En la siguiente entrega seguiremos proporcionando visiones diferentes para mirar una misma realidad, como a través de un caleidoscopio que nos permite ver distintas cosas.

Hasta la próxima.

Héctor.

Nota: Para un análisis más detallado de esta temática se sugiere consultar el libro “Cómo conocer y manejar sus costos para tomar decisiones rentables”, de Héctor Alberto Faga y Mariano Enrique Ramos Mejía, Colección Cuadernos, Ediciones Granica, Buenos Aires, Argentina (1997).

Para ver los post anteriores de esta serie:

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio.

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (2ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (3ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (4ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (5ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (6ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (7ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 2. Obertura.

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 2. Obertura (2ª entrega) .

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El proceso de Planeamiento: Objetivos y Estrategias (y viceversa)

viernes, 18 de febrero de 2011
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Por Mariano Ramos Mejía

Continuamos nuestro camino por el Proceso de Planeamiento de acuerdo a lo que definimos cómo el Mapa del recorrido. Luego de realizar el Análisis situacional, de procurar la Definición del Éxito y de una Visión Compartida y de desarrollar el tema de la Definición del Negocio, en el día de hoy analizaremos en conjunto el cuarto y el quinto paso (Estrategias y Objetivos).

Cuarto paso: Las Estrategias

Quinto paso: La definición de los Objetivos

Estrategias y objetivos, o viceversa, dos caras de una misma moneda. Cada uno de ellos es la consecuencia del otro. Si el objetivo es lo que queremos alcanzar, la estrategia es la forma de alcanzarlo.

Si el objetivo es el punto de llegada, la estrategia es el camino para alcanzarlo.

Dado que los objetivos (y consecuentemente las estrategias) se desarrollan a partir del análisis que hemos descripto en los post anteriores (análisis situacional, definición del éxito y la visión compartida, definición del negocio), podemos afirmar que estos objetivos y estrategias son el resultado concreto de las visiones de quienes las han formulado (los dueños de la empresa y los directivos de la misma, o cualquier persona que esté formulando un plan), e deberían incluir por lo tanto los criterios con que se evaluará el éxito que se alcance en su cumplimiento.

Por lo tanto deben:

–         Expresarse en términos que inspiren entusiasmo en su cumplimiento.

–         Explicar adecuadamente las visiones y las metas a alcanzar.

–         Elevar el nivel de desempeño de las personas involucradas en el proceso.

Los objetivos deben ser:

–         Cuantitativos: abarcando temas como por ejemplo la participación en el mercado y el volumen de ventas.

–         Cualitativos: tales como calidad y valor percibidos por el cliente.

Como dijimos al comenzar, las estrategias son el necesario complemento de los objetivos, porque nos indican de qué manera alcanzarlos con la más alta eficiencia en su implantación, traduciendo de esta manera la visión empresaria en acciones concretas.

En otras palabras, son los caminos hacia los objetivos.

Según Sallenave, cualquiera de los objetivos que pueden formularse en una empresa están comprendidos en uno de los siguientes tres objetivos básicos de toda organización:

–         Supervivencia

–         Crecimiento

–         Utilidades

Es interesante destacar que el mismo autor reflexiona que junto a estos objetivos, que son el resultado de la búsqueda de consenso en la empresa, existen otros que son los individuales y personales de los gerentes de la misma, y que este hecho debe ser adecuadamente analizado para evitar que esos objetivos individuales se antepongan a los de la empresa.

Es en esa misma línea que otro autor, el canadiense Derm Barret dice que la empresa puede visualizarse como una intrincada red de objetivos.

Estos objetivos son de tres tipos: individuales, grupales, y organizacionales.

Los objetivos personales son inherentes a la persona humana. No reconocer en una gestión que cada uno de los participantes en el proceso tiene objetivos individuales propios es como asumir que las distintas personas que participan en la misma son algo así como autómatas. Por lo tanto, hay que reconocer que estos objetivos existen antes que la empresa misma, y las personas que concurren a ella ya los tienen y los llevan consigo, los expresen o no.

Los objetivos grupales son los que se consiguen por afinidad de gustos, intereses o culturas. También pueden existir previamente a la empresa. Los simpatizantes de un equipo deportivo, un grupo artístico, cultural o religioso son un ejemplo de esta clasificación.

Pero puede observarse que dentro de la organización las personas vuelven a reunirse en torno a objetivos grupales,  normalmente definidos por sus competencias y lenguajes particulares, hecho que puede observarse en cada sector de la empresa – cómo ser Comercialización, Producción o Finanzas -, donde se desarrollan ciertas lealtades hacia el grupo y se comparten objetivos grupales que tienen que ver con el logro de una buena performance de ese conjunto.

Este tema lo hemos tratado  cuando hablamos de las visiones compartidas y tiene que ver con aspectos como formación profesional y lenguajes derivados de esa formación. Si bien es saludable el desarrollo de distintas visiones y puntos de vista, debe prestarse atención a que esto no se convierta en un combate o competencia entre sectores, no compartiendo información fuera del mismo, o mediante el desarrollo de falsas lealtades.

Por último, dice Barret, los objetivos organizacionales (los objetivos de la empresa) son aquellos que en realidad no existen fuera de la misma, y no existirán a menos que se haga un esfuerzo común a partir de la conducción por desarrollarlos.

Lo que es importante en este caso es reconocer la presencia de estos objetivos como un resultado de la interacción de los miembros de la organización, y diferenciarlos claramente de los que son individuales o grupales.

Y esto proporciona una nueva definición del Planeamiento: un proceso participativo de construcción de objetivos.

Debe aclararse que cuando la empresa es unipersonal y tiene pocos integrantes es lógico que se confundan  muchas veces los objetivos del dueño con los de la empresa, hecho que ocurre con mayor frecuencia y sobretodo en la etapa de lanzamiento de la misma. Como hemos mencionado en otro post, hasta es saludable que así sea, dado que el emprendedor necesita reafirmar su visión demostrando (y demostrándose) que puede convertirla en realidad.

Pero si en las siguientes etapas de la vida de la empresa se persiste en ese camino, la conducción de la misma corre el peligro de convertirse en autocrática y autoritaria.

Y esta es la causa por la que quedan subyacentes conflictos que con mayor o menor grado de complejidad atentan contra el cumplimiento de los objetivos planteados desde esa perspectiva autocrática, dado que la mayoría de los participantes en el proceso no sienten éstos como propios si no «del otro» y por lo tanto no se comprometen a alcanzarlos.

Hemos escuchado a directivos de organizaciones que dicen tener políticas de “puertas abiertas” y que sienten que no son interpretados por la gente que compone esas organizaciones.

Pero lo que no se dice habitualmente es que las puertas a veces están abiertas para escuchar solamente las opiniones de quienes piensan igual, y que cualquier idea que se aparte de ese modelo es rechazada, o, por lo menos, no tomada en cuenta.

Por ello es sumamente importante entender que este proceso se logra a través de la mayor participación posible de la gente, que, por otra parte, es la que va a conseguir o no esos objetivos.

Usted dirá: ¿y cómo se hace esto?.

La única manera es a través del trabajo de grupos.

Primero hay que crear un clima proclive al desarrollo de la creatividad y el pensamiento emprendedor.

Después, las nueva ideas deben ser discutidas y difundidas, para lograr esa visión compartida.

La visión compartida despierta el compromiso de la gente, mientras que las visiones de una persona o un grupo impuestas al resto de los componentes de la organización, solamente exigen acatamiento y no generan compromiso.

Los objetivos desarrollados de esta manera deben asimismo reunir algunos atributos como los siguientes:

1)     Estar adecuadamente definidos como una visión a lograr. Por eso es muy importante su redacción, que debe ser una descripción detallada de la situación futura que se pretende alcanzar.

2)     Tener una escala de medida, es decir una forma de poder, en el futuro, medir su grado de cumplimiento.

3)     Incluir  la descripción de un mínimo alcanzable (a veces definido como norma o umbral mínimo).

4)     Definir un tiempo u horizonte temporal asignado para su cumplimiento.

A su vez podemos detallar los atributos de las estrategias, que incluyen la consideración de:

1)     Los objetivos definidos en el proceso de negociación.

2)     La descripción de los Planes de acción para llevarlos a cabo.

3)     El desarrollo de los programas funcionales necesarios para esa tarea.

4)     El detalle de los recursos requeridos y asignados en cada caso.

Las empresas (y también las personas) tienen objetivos de distinto nivel; es decir, alguien podrá decir que tiene un objetivo único, pero seguramente este único objetivo puede descomponerse en objetivos de menor nivel, que son los pasos para alcanzar el mayor.

La descomposición del objetivo final en objetivos menores es deseable dado que el cumplimiento de éstos alienta la consecución de los mayores. Entonces es importante plantearse objetivos de distinto nivel y con posibilidades de ser alcanzados para motivar el cumplimiento del planeamiento.

Mientras que la organización se compromete con el cumplimiento de cada objetivo, es imperativo que cuente con estrategias diversas para lograrlo. Si el camino – la estrategia elegida – se encuentra cerrado o no es viable, es importante contar con una vía de escape o por lo menos con un camino alternativo. Por eso es necesario que para cada uno de los objetivos definidos existan por lo menos dos o más estrategias. Esto es: cada objetivo es único en sí mismo, pero a cada uno de ellos corresponden varios caminos. O sea que las estrategias siempre deben ser alternativas.

Para terminar con los pasos cuarto y quinto, hemos mencionado hasta como la manera de identificar y definir los objetivos y estrategias al Análisis situacional o análisis F.O.D.A.

Pero existen otras formas que comentaremos a continuación.

Una segunda forma de identificar los objetivos es a través de las Áreas de Resultado Clave (A.R.C.).

Definir las A.R.C. significa identificar aquellos aspectos fundamentales para el éxito de la empresa, como rentabilidad, participación en el mercado, productividad, innovación, crecimiento, servicio al cliente, etc.

En cada empresa y en cada ramo esta definición se da con alguna particularidad.

Por lo tanto, establecer esas áreas de resultado clave y fijar objetivos sobre ellas ayuda a que esos objetivos tengan que ver con los aspectos fundamentales de la empresa y cubran distintos aspectos de la gestión.

La tercera y última de las formas de encarar la identificación de objetivos es mediante la Definición de Áreas de Problemas.

Si pueden definirse los problemas centrales de la empresa es posible establecer objetivos específicos para superarlos.

En los casos en que los problemas sean muy generales, habrá que encarar  la revisión de las rutinas de trabajo para encontrar mejoras y ahorros.

Y otra forma será la que tiene que ver con los deseos de mejoras, cambios y crecimiento, donde obviamente se merece tener algunos objetivos que los cubran.

Continuaremos en el próximo post con el desarrollo del Presupuesto.

Para ver los post anteriores de esta serie:

1. Presentación del recorrido.

2. Análisis situacional.

3. Definición del Éxito y la Visión Compartida.

4. Definición del Negocio.

Post relacionados:

Introducción al Pensamiento Estratégico.

¿Que es el Pensamiento Estratégico?

¿Que es el Planeamiento?

Drucker: ¿Cuál es mi negocio y cuál debería ser?

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Recordando las leyes de Murphy (I)

miércoles, 16 de febrero de 2011

Todos hemos oído hablar alguna vez de las Leyes de Murphy, ese ingeniero industrial norteamericano que una vez dijo: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”, y a partir de lo cual se desarrolló toda una batería de leyes, corolarios, teoremas, declaraciones, consecuencias, etc que pusieron a prueba la creatividad de las personas en todo el mundo. Tan importante es el movimiento “Murphyano” que hemos decidido incluir una sección en nuestro blog recogiendo y publicando distintos enunciados que merezcan ser parte de ella. Comenzamos con los siguientes:

Ley de Murphy: Si algo puede fallar, fallará.

Corolarios:

  1. Nada es tan fácil como parece serlo. Nada tampoco es tan difícil; es mucho más.
  2. Todo tiene necesidad de más tiempo del que usted piensa.
  3. Nunca hay tiempo suficiente para hacer las cosas en tiempo.
  4. Nunca hay tiempo para nada
  5. Si estira mucho el tiempo, termina rompiéndolo.
  6. Si existe la posibilidad de que varias cosas puedan salir mal, saldrá mal aquella que cause el mayor daño.
  7. Si usted descubre que existen cuatro maneras posible en que un procedimiento pueda fracasar, y logra solucionarlas, entonces surgirá inevitable y rápidamente una quinta posibilidad de falla.
  8. Si se dejan al azar las cosas, tenderán a ir de mal en peor.
  9. Siempre que se dispongan a hacer algo, habrá antes algo más importante que hacer.
  10. Cada solución genera nuevos problemas. Por lo tanto, no vale la pena solucionar nada.
  11. Es imposible hacer algo a prueba de tontos, porque éstos son muy ingeniosos.
  12. La naturaleza se pone siempre de parte de la falla escondida.
  13. La madre naturaleza es una malvada

¿Qué le parecen estos corolarios? ¿Tiene usted alguno que quiera compartir con nosotros? Esperamos su aporte.

Fuente: Las frases en letra regular fueron extraídas del libro “Ley de Murphy y otras razones porque las cosas salen mal”, de Arthur Bloch, Editorial Diana, México, 1980. Las frases en cursiva son parte de nuestro aporte personal al tema.

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La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 2. Obertura (segunda entrega)

lunes, 14 de febrero de 2011

Por: Héctor A. Faga

Siguiendo con la caracterización de los costos, vamos a navegar por distintas clasificaciones.

La primera que abordaremos es la correspondiente a la Clasificación en función de los diversos objetivos perseguidos por la operación que los origina.

Desde esta perspectiva podemos reconocer los siguientes costos diferentes:

1. Costos de Adquisición

Son aquellos destinados a obtener la propiedad de un bien determinado, sea éste una materia prima o material que luego transformaremos, un bien de uso (inversión) que utilizaremos en nuestra operación para transformar los insumos en productos, un producto terminado que mejoraremos o revenderemos en la misma condición que lo adquirimos, etc.

En general los costos incluyen el valor de los elementos en sí mismos como también los accesorios (fletes y seguros, por ejemplo) para llevarlos hasta nuestra empresa.

2. Costos de Producción

Son aquellos que permiten obtener ciertos bienes a partir de otros, mediante un proceso de transformación (productivo).

Entre otros, podemos reconocer los siguientes: materia prima y materiales utilizados para fabricar productos terminados, sueldos, salarios y sus cargas sociales usados en el proceso productivo, insumos industriales en general, amortizaciones y depreciaciones de equipos productivos, envases y embalajes, etc.

3. Costos (Gastos) de Comercialización

Son los necesarios para transferir a terceros la propiedad de los bienes que hemos producido o comprado para revender.

Algunos ejemplos son los sueldos y las comisiones de los vendedores, los fletes y seguros que permiten el envío de los productos a la casa de los clientes, los gastos generales del sector comercial, la publicidad y las promociones, etc.

4. Costos (Gastos) de Administración

Son todos los ligados a la estructura de la empresa necesarios para ejercitar la administración de la misma.

Estos costos por lo general no están ligados a los productos sino que existen independientemente de aquellos.

Podemos reconocer los siguientes (entre otros): Sueldos y cargas sociales del personal de administración,  honorarios por servicios, amortización de equipos no productivos, insumos generales, alquileres, servicios públicos (luz, gas, etc.), y en general, todos los gastos no asignables a producción y comercialización.

5. Costos (Gastos) de Financiación

Son los relativos a la ecuación de financiamiento de la empresa, que implican la consecución y el mantenimiento de fondos aplicados al negocio.

Entre otros, los siguientes: Intereses y gastos pagados por préstamos tomados, sellados, comisiones e impuestos relativos a los fondos tomados y las líneas de crédito obtenidas.

Es importante destacar que muchos de los costos aquí mencionados pueden ser incluidos en más de una clasificación.

Efectivamente,  una materia prima adquirida tendrá un costo de adquisición o procuración, que luego se convertirá en un costo de producción cuando la transforme y finalmente acabará como un costo de mercadería vendida cuando realice la operación de ventas.

La presente clasificación tiene la utilidad de replantear el tema a fin de dejar de considerar al costo como un concepto global y comenzar a mirarlo en función de las responsabilidades de las distintas áreas y sectores de la empresa.

En la siguiente entrega daremos un giro en el análisis y miraremos la realidad de los costos desde un punto de vista diferente.

Hasta la próxima.

Héctor.

Nota: Para un análisis más detallado de esta temática se sugiere consultar el libro “Cómo conocer y manejar sus costos para tomar decisiones rentables”, de Héctor Alberto Faga y Mariano Enrique Ramos Mejía, Colección Cuadernos, Ediciones Granica, Buenos Aires, Argentina (1997).

Para ver los post anteriores de esta serie:

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio.

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (2ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (3ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (4ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (5ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (6ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (7ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 2. Obertura.


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El proceso de Planeamiento: la definición del Negocio.

viernes, 11 de febrero de 2011

Por Mariano Ramos Mejía

Continuamos nuestro camino por el Proceso de Planeamiento de acuerdo a lo que definimos cómo el Mapa del recorrido. Luego de realizar un Análisis situacional, de procurar una Definición del Éxito y una Visión Compartida hoy desarrollaremos la cuestión de la Definición del Negocio.

Tercer paso: La definición del Negocio

¿Cuál es negocio de su empresa?

En los seminarios y charlas que realizamos con empresarios, cada vez que se efectúa esta pregunta, surgen de manera recurrente dos respuestas tipo:

a)     El negocio de mi empresa es (o nosotros nos dedicamos a) la  producción de tal artículo (o hacemos tal cosa).

b)     El negocio de mi empresa es ganar dinero.

Desconozco si en este momento mi lector esté pensando que su contestación coincidiría aproximadamente con alguna de las dos anteriores, pero vamos a analizarlas un poquito.

Con respecto a la primer respuesta, es interesante ver que no solamente se pone el acento en lo que la empresa “hace” (produce, fabrica), sino que se omite mencionar la relación de esa actividad con el medio, por ejemplo “producir y vender”, por lo que se constituye en una respuesta incompleta, y se enfoca en lo que denominamos la «Mirada hacia adentro» sin ubicarse o pensar en el cliente o el destinatario de nuestros esfuerzos.

Con relación a la segunda respuesta, a quien piensa que el negocio de su empresa solamente es ganar dinero, le decimos que creemos que está equivocado. La posibilidad de ganar dinero, totalmente válida y además necesaria en cualquier actividad empresarial, será una consecuencia de una adecuada definición de su negocio.

La empresa solamente consigue vender sus productos, y eventualmente ganar dinero, a partir de que los clientes de la misma consideren que aquellos tienen valor. Y así mientras consideren que tienen valor.

Por otra parte poner el acento sólo en la fabricación de tal o cual producto, supone pensar “nosotros fabricamos algo que tiene valor y el cliente debe comprar necesariamente ese valor».

En realidad, el proceso debiera ser el opuesto, como veremos de inmediato.

Esto explica las modificaciones que se producen en los productos en función de las modas o de los cambios de percepción de lo que constituye valor para clientes y consumidores.

Es frecuente escuchar quejas por parte de algunos empresarios sobre las actitudes de sus clientes, en el sentido de “que no reconocen la calidad de nuestros productos”, o incluso cuando dicen “eligen solamente por el precio”.

Esta actitud expresa la frustración de pensar que se produce algo que tiene valor y que ese valor no es percibido como tal.

El fabricante de envases de vidrio, por ejemplo, que decía que su negocio era la “producción de botellas”, no visualizó lo que su competencia proponía: la posibilidad de proporcionar al mercado “contenedores de líquidos”, que podían ser de otro material, como por ejemplo plástico o papel.

Surgieron entonces los envases tetrabrik y algunos fabricantes de envases de vidrio perdieron mercado. ¿Cuántos de ellos todavía deben quejarse de que su producto es mejor, y renegar de la infidelidad o falta de conocimientos de sus clientes?

Otro caso similar de un producto reemplazado por otros, inclusive de rubros aparentemente no relacionados, es el de las complejas batidoras para uso doméstico. Cuando alguien se hizo la clásica pregunta: ¿Qué compra el cliente cuando compra?, y se contestó por ejemplo: “la posibilidad de hacer una torta”, ese alguien también pensó “¿Compran el aparato para hacer la torta, o quieren la torta? .

El paso siguiente fue la aparición en el mercado de las mezclas instantáneas para hacer tortas.

Ejemplos como los anteriores surgieron de la visión de personas que se detuvieron a analizar qué es lo que estaban haciendo, en vez de seguir corriendo detrás de las urgencias, y que trataron de descartar lo que parecía obvio y pensar su negocio desde otra perspectiva: la perspectiva del cliente.

O, cómo un dice un amigo marketinero: «El negocio de la venta de perforadoras se termina el día que alguien invente los agujeros hechos y listos para colocar».

Citando a Peter Drucker: “Un negocio no se define por el nombre de la empresa o sus estatutos, sino por el deseo de satisfacer al consumidor, que es el propósito de cualquier negocio”. Y lo que es increíble es que tanta gente no se dé cuenta de eso, aún cuando vivan declamándolo, y desmintiéndolo en sus hechos.

Para definir el negocio de su empresa deben hacerse las siguientes clásicas preguntas formuladas hace mas de cincuenta años por Drucker, y repetidas aquí por nosotros:

1. ¿Cuál es nuestro negocio?:

¿Cuál es, hoy día, nuestro negocio?

¿En qué negocio estamos?

¿Quién es (o debería ser) nuestro cliente?

¿El actual cliente?

¿El cliente potencial?

¿Dónde está?

¿Cómo compra?

¿Cómo se puede llegar a él?

¿Qué necesidades espera cubrir cuando hace negocios con nosotros?

¿Qué tiene valor para el cliente?

¿Qué considera el cliente como valor?

¿Qué busca el cliente cuándo compra?

¿Cuál es la evaluación que hace de nuestra competencia con relación a la satisfacción de esas necesidades?

2. ¿Cual será nuestro negocio?:

¿Cuál será mañana nuestro negocio? ¿Y después?

¿Cuál es el potencial y la tendencia del mercado?

¿Qué modificaciones son de esperar en la estructura del mercado como consecuencia de los cambios económicos, las variaciones en los gustos y los movimientos de los competidores?

¿Qué innovaciones cambiarán las necesidades, los conceptos de valor del cliente o harán posible satisfacerlo mejor en cuanto a agregados de valor?

¿Qué necesidades tiene el consumidor que no sean satisfechas en forma adecuada por los productos y los servicios actuales?

3. ¿Y cual debería ser nuestro negocio?

¿Estamos en el negocio correcto o deberíamos cambiar?

¿Quiénes son nuestros clientes y no deberían serlo?

¿Quiénes no son nuestros clientes y deberían serlo?

Y para finalizar, si alguien piensa que sólo nos estamos refiriendo a empresas, y que las personas comunes de a pie no tenemos negocio, sería bueno tratar de aplicar estas preguntas a nuestra propia realidad. Lo que creo es que descubriremos que nos definimos como «algo» (maestros, profesionales, obreros, etc) y decimos que «hacemos» o estamos capacitados para «hacer», sin pensar en lo que ven a nuestro alrededor los demás que nosotros no vemos y que a menudo son la razón de nuestros problemas.

¿Y ustedes que piensan? ¿Cual es su negocio? ¿Están en el negocio correcto o deberían cambiar? ¿no convendría hacerlo? (¿o por lo menos meditar sobre ello?)

Continuaremos en el próximo post con la Definición del Negocio.

Para ver los post anteriores de esta serie:

1. Presentación del recorrido.

2. Análisis situacional.

3. Definición del Éxito y la Visión Compartida.

Post relacionados:

Introducción al Pensamiento Estratégico.

¿Que es el Pensamiento Estratégico?

¿Que es el Planeamiento?

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AUTOTEST: Descubra su estilo de aprendizaje

miércoles, 9 de febrero de 2011
Sus respuestas a la siguiente pregunta le ayudarán a definir su estilo preferido de aprendizaje. Y conociéndolo puede ayudarle a elegir el mejor método para desarrollar las habilidades que usted necesita obtener.
La pregunta es: Ha llegado la nueva computadora que usted ordenó. Después de sacarla de su embalaje de cartón, ¿qué hace?
1. La instalo, la conecto y comienzo a “jugar” con ella.
2. Pienso cómo he usado una computadora con anterioridad y qué podría pasar si presiono ciertas teclas.
3. Antes de hacer algo, leo los manuales y otros impresos que vienen con la computadora.
4. Hablo con alguien a quien considero conocedor de los usos prácticos de la computadora y lo enfoco hacia los propósitos que persigo para que me oriente.
Veamos ahora los resultados de la encuesta:
1. Los investigadores lo califican a usted como un “activo” que prefiere “aprender haciendo”.
2. Usted es un “reflector”, alguien que le gusta pensar y aprender de sus experiencias.
3. Usted prefiere entender la teoría de cómo trabaja algo, mediante la lectura o la investigación. Por eso es usted llamado un “teórico”.
4. Como “pragmático”, usted quiere conocer qué puede algo hacer por usted, su aplicación práctica.
Fuente: The Accidental Manager: Surviving the Transition From Professional to Manager, by Sheila Udall and Jean M. Hiltrolp, Prentice Hall, 240 Frisch Court, Paramus, NJ 07652. Extraído de Communication briefings, Volume XVII, Nº IV. 1101 King Street, Suite 110, Alexandria, VA 22314, USA.

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Factor Humano, Orientación

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano. 2. Obertura (primera entrega)

lunes, 7 de febrero de 2011
Comentarios desactivados en La Sinfonía de los Costos del Factor Humano. 2. Obertura (primera entrega)

Por: Héctor A. Faga

Hasta ahora hemos trabajado la temática del conocimiento del personal y sus necesidades, sin haber hecho mención aún al tema de los costos.

Hoy vamos a abrir un paréntesis en ese enfoque y nos dedicaremos a dar algunos conceptos básicos de costos, para luego avanzar en la valorización específica del factor humano.

Comencemos con una definición de manual:

Costo es el esfuerzo económico que debe realizarse para conseguir un objetivo.

Vamos ahora a caracterizar esta definición y establecer las coincidencias y diferencias entre diversas denominaciones utilizadas en la contabilidad de costos.

1. Costos versus Gastos

Desde la perspectiva planteada, costos y gastos son el mismo concepto.

Se utiliza el término Costos para mencionar las erogaciones relacionadas con la operación de la empresa, mientras que Gastos hace referencia a la estructura de la misma.

El alquiler de una planta industrial es un “Costo de alquiler”, mientras que el de una oficina administrativa es un “Gasto de administración”.

2. Costos versus Pérdidas

Conceptualmente, Costos y Pérdidas son cosas distintas.

Una pérdida no se ejecuta para obtener un objetivo, sino que se produce precisamente por no haber alcanzado el objetivo propuesto.

La prima de seguros que pago para protegerme de un incendio es un costo.

La destrucción de mis bienes por el fuego es una pérdida, sobre todo si no estoy cubierto por una póliza contra dicho siniestro.

3. Costos versus Inversiones

Costos e Inversiones comparten el mismo criterio de “esfuerzo económico”, con la única diferencia del diferimiento en el tiempo de las segundas respecto de los primeros.

Una inversión es un costo que está a la espera de la actividad empresarial que permita la consecución del objetivo perseguido.

La compra de una máquina es una inversión, que se va transformando en costo a través de la amortización.

4. Costos versus Desembolsos

Estos son dos conceptos diferentes y complementarios, ya que ambos se rigen por criterios distintos.

El Costo (o Gasto) se basa en el criterio económico de lo devengado, donde la erogación se reconoce aún cuando no haya sido desembolsada.

Desembolso, en cambio, es el concepto financiero de lo percibido, que está totalmente ligado al uso de fondos para cancelar la obligación.

La contabilización de una factura que aceptamos pero que pagaremos a los sesenta días, por ejemplo, es un costo, que se convierte en desembolso en el momento en que la abonamos.

Este primer paneo sobre las diferentes definiciones utilizadas en la materia nos permitirá comenzar a ordenarnos mentalmente para los análisis que haremos en futuras entregas.

Hasta la próxima.

Héctor.

Nota: Para un análisis más detallado de esta temática se sugiere consultar el libro “Cómo conocer y manejar sus costos para tomar decisiones rentables”, de Héctor Alberto Faga y Mariano Enrique Ramos Mejía, Colección Cuadernos, Ediciones Granica, Buenos Aires, Argentina (1997).

Para ver los post anteriores de esta serie:

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio.

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (2ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (3ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (4ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (5ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (6ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (7ª entrega).

La Sinfonía de los Costos del Factor Humano – 1. Preludio (8ª entrega).

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El proceso de Planeamiento: la Definición del Éxito y la Visión Compartida

viernes, 4 de febrero de 2011

Por Mariano Ramos Mejía

Continuamos nuestro recorrido por el Proceso de Planeamiento. Recordemos que comenzamos por el mapa del recorrido y luego nos detuvimos a realizar un análisis situacional. Hoy corresponde reflexionar sobre el éxito, que es lo que consideramos éxito y cómo podemos generar una visión compartida del mismo.

Segundo paso: La definición del Exito

Un segundo paso, totalmente complementario del anterior, es el de la construcción de una definición compartida del éxito, tal como lo imaginan los propietarios o los principales niveles de conducción de una empresa. A nivel individual, personal, podemos relacionar nuestros propios conceptos en relación con nuestro medio para socializarlo y construir un camino que nos lleve hacia nuestros objetivos.

En realidad no se pretende llegar a una definición del éxito desde un punto de vista filosófico, donde probablemente nunca alcanzaríamos un acuerdo absoluto entre distintas personas. Porque seguramente habrá tantas definiciones del éxito diferentes, aunque lo sean levemente, como personas consultemos.

Justamente por ello es que se trata de consensuar entre los principales actores, o participantes del proceso, una visión compartida de lo que las distintas personas interpretan como éxito, para tener un marco general que contenga y guíe nuestros propósitos.

Es entonces una manera de clarificar ideas y formas de pensar, reconocer que en la ejecución de los negocios pueden llegar a crearse situaciones de oposición o de resistencia.

Examinemos algunos ejemplos que encontramos todos los días en nuestra actividad.

Si la definición del éxito de uno de los propietarios o gerentes de una empresa es la de constituir a la misma en el líder del mercado, mientras que la de otro socio o gerente es la de ocupar una situación secundaria, por ejemplo la de primer imitador del líder, esta situación conducirá tarde o temprano a conflictos de poder, dado que las partes – que no han clarificado sus objetivos – tratarán de alcanzar lo que en su conciencia es lo más importante (y lo harán inclusive pensando en el beneficio del otro que piensa diferente), persiguiendo objetivos disímiles e incluso totalmente opuestos, que irán llevando a la empresa a una situación de conflicto primero e inmovilidad después.

Incluso a nivel personal si pensamos objetivos en general, sin haber reflexionado profundamente en lo que queremos alcanzar y definir el alcance de esa nueva situación, nuestro rumbo se convertirá en incierto, titubeante, y no será de extrañar si por el camino se abandonan o reemplazan objetivos.

Todos los días asistimos a discusiones entre socios producto de la falta de clarificación y consenso de las distintas posiciones particulares. Todos los días vemos personas con excelentes ideas que conservan para realizar «alguna vez» aunque mucho tiempo haya pasado desde que fueran formuladas, en general, en forma entusiasta.

De esta forma, las empresas se debaten entre los Directores de Operación que, basándose en una cuestión de productividad de fabricación, trabajan para hacer stocks que los Directores de Comercialización no pueden vender, mientras éstos últimos concretan negocios que la producción no llega a realizar a tiempo.

El desarrollo de una visión compartida es fundamental para la concreción de un proceso de planeamiento y, en general, para cualquier proceso de crecimiento.

En toda empresa es posible distinguir las distintas especializaciones funcionales, cada una con su propio lenguaje y sus propios objetivos, interactuando y muchas veces combatiendo entre sí, tal como podemos ver en el gráfico siguiente en el que hemos ejemplificado puntualmente con las áreas de Administración, Operación y Comercialización.

Lo que se observa en el gráfico es de qué manera se relacionan los distintos sectores de la empresa y sus distintas maneras de aproximarse al problema y reconocerlo, desde distintas perspectivas, y con diferentes herramientas.

En primer lugar debemos recordar que, como dijimos anteriormente, cada uno de los sectores tiene un lenguaje propio (podríamos decir un enfoque o «deformación» profesional), que es su identificación primaria y que está relacionado con las características de las funciones desarrolladas.

Este lenguaje, que puede interpretarse como el de “los iniciados” en determinada actividad, es propio de la zona de cada sector que en el gráfico no se encima con las otras y que es el necesario para que cada uno pueda desarrollar su actividad específica. También es lo que cada participante o grupo específico agrega como valor al conjunto desde su perspectiva y formación puntual.

En las zonas donde se empalman los sectores se muestran las relaciones entre los mismos. En principio se relacionan de a dos: Administración con Comercialización, Administración con Operación, Comercialización con Operación. Para esta relación establecen lenguajes comunes y pautas determinadas para producir esa comunicación. En estas áreas se «concede», se «negocia» se explica la diversidad de los puntos de vista y se llega a acuerdos.

Pero es en el centro donde, como vemos, se encuentran todos los sectores, y es donde se desarrollan lo que se llama la Visión Compartida. Este es el lugar donde finalmente se acuerda y se crea entre todos los participantes del proceso, interactuando la totalidad de los componentes de la organización o el proceso de que se trate, estableciendo los objetivos del conjunto y desarrollando por lo tanto la Visión de la Organización como un todo.

Es justamente esta zona la que debe fomentarse y ampliarse para crear organizaciones más abiertas al cambio y más proclives a relacionarse con el medio, más atentas a las oportunidades y con mayor reconocimiento de la labor que realiza cada uno de sus componentes. Es también el área donde la empresa define su «cultura» que la diferencia de otras y le permite agregar valor al medio en el que se mueve y con el que interactúa. En definitiva, es misión del líder del proceso, el ampliar cada día el área de Visión Compartida y clarificar en el pensamiento de las personas que interactúan en el proceso una definición de éxito conjunta, donde cada participante cede algo para ganar una posición superadora.

Continuaremos en el próximo post con la Definición del Negocio.

Para ver los post anteriores de esta serie:

1. Presentación del recorrido.

2. Análisis situacional.

Post relacionados:

Introducción al Pensamiento Estratégico.

¿Que es el Pensamiento Estratégico?

¿Que es el Planeamiento?

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A los jefes (“tips” de un empleado para que su jefe sea un gran jefe)

miércoles, 2 de febrero de 2011

Nunca me dé el trabajo por la mañana, hágalo después de las 4:00 de la tarde. Siempre es gratificante contar con el reto de trabajar bajo presión.

Si es algo urgente, por favor interrúmpame cada 10 minutos para saber cómo voy. Eso sí ayuda. O mejor aún, espíe sobre mi hombro, señalándome cada vez que doy un dedazo en la computadora.

Siempre salga de la oficina sin decirme dónde va. Eso me brinda la oportunidad de estimular mi creatividad cada vez que alguien pregunta por usted.

Si mis manos están llenas de papeles, cajas, libros, etc, ¡no me abra la puerta! Necesito aprender a funcionar bien en caso de que quede parapléjico, y abrir las puertas sin ayuda es un excelente entrenamiento.

Si me da más de una misión por cumplir, no me diga cuál es la prioridad. Soy psíquico.

Haga hasta lo imposible por mantenerme en la oficina hasta tarde. Me encanta estar aquí y en realidad no tengo donde ir ni nada más que hacer que no sea mi trabajo. No tengo vida propia.

Si mi desempeño le satisface, manténgalo en secreto. Si se sabe, podría ser causante de un ascenso. Además, si no lo sé, me seguiré esforzando para que así sea.

Si no le satisface mi trabajo, hágaselo saber a todo el mundo; me encanta que mi nombre sea el más mentado en las conversaciones. Pero no me lo diga a mí: podría herir mis sentimientos.

Si tiene instrucciones especiales para la realización de algún trabajo, no me las escriba. De hecho ni siquiera las mencione hasta que ya casi haya terminado el trabajo. ¿Qué necesidad hay de confundirme con información inútil?

Nunca presente a la gente con la que está. No tengo derecho a saber nada. En la cadena alimenticia de la empresa yo sólo soy el «Plancton». Cuando usted haga una referencia a esas personas en el futuro, yo utilizaré mis poderes psíquicos para saber de quién me habla.

Sea agradable conmigo solamente cuando en el trabajo que estoy realizando esté en juego su vida, o bien, si un mal resultado pudiera enviarlo directamente al infierno de los jefes.

Dígame todos sus pequeños problemas. Nadie más los tiene y es bueno saber que alguien es menos afortunado que uno. En especial disfruto la historia en la que me explica la enorme cantidad de impuestos que tiene que pagar cada vez que le dan un mega bono por ser un gran jefe.

Espere a que venga mi revisión anual de desempeño para entonces decirme cuál debió haber sido mi objetivo principal.

Califique mi desempeño como mediocre y deme un aumento basado en la inflación.

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